Síndrome del impostor. Dudar de ti mismo. Ganas de rendirte. Seguro que has experimentado estos sentimientos en algún momento. Si tienes suerte, estás rodeado de personas que te apoyan en tu negocio. Pero, ¿qué pasa si eres una empresa de uno?
¿Qué hace que una persona sea emprendedora? Exploraremos el significado de la palabra emprendedor, lo que se necesita para ser uno y cómo puedes empezar en el viaje al emprendimiento.
Escribimos este artículo pensando en apoyarte en tu viaje empresarial, con el apoyo para ayudarte a convertirte en un emprendedor o emprendedora.
Un emprendedor es, según la definición convencional, alguien que inicia y dirige un negocio, quizás asumiendo un riesgo financiero o personal en el proceso. Pero esta descripción del espíritu emprendedor ignora los aspectos más matizados: la pasión, las agallas, el deseo de dar vida a las ideas, el impulso para resolver un problema.
En los últimos años, la gig economy ha contribuido a ampliar el alcance de lo que significa ser un emprendedor. Tal vez estés haciendo muebles, o diseñes material publicitario. En cualquier caso, estás trabajando para ti mismo y tomando tu futuro en tus manos.
La pandemia devastó a muchas pequeñas empresas, haciendo que cerraran sus puertas o que tuvieran que despedir a sus empleados. Sin embargo, el espíritu empresarial sigue vivo y ha reaccionado ante las oportunidades creadas por los cambios en las tendencias de consumo que surgieron durante la pandemia. Mientras que muchos negocios disminuyeron durante 2020, el espíritu emprendedor aumentó.
Y nuestra definición de "emprendedor" ha cambiado para siempre.
No existe un único perfil de personalidad que determine el potencial de éxito. Cada persona demuestra fortaleza en áreas específicas, cada uno con un superpoder único que define cómo pueden dirigir sus negocios. Sin embargo, sí hay un par de características compartidas que todos los emprendedores y emprendedoras tienen, tales como:
🏆 Rasgos principales del emprendedor:
Otros rasgos útiles de los emprendedores son la perseverancia, la versatilidad, la ambición, el pensamiento crítico y la atención al detalle. Es probable que ya identifiques en ti algunas de estas cualidades. Tal vez tengas aversión al riesgo, pero una excelente disciplina y atención a los detalles: tu fuerza radicará en construir lentamente un negocio estable con una sólida red. O tal vez no seas demasiado disciplinado ni te concentres en los detalles, pero rebosas de pasión y visión: serías un gran líder que atraería a socios y empleados cualificados, dispuestos a ayudarte a trabajar por tus ideas y tu entusiasmo.
Entonces, ¿cómo puedo convertirme en emprendedor?
Muy sencillo: sólo hay que empezar. No hay ninguna prueba (a no ser que cuentes la prueba de fuerza de voluntad mientras navegas por la incierta fase de inicio). No es necesario tener un título o años de experiencia laboral. Cuando eres tu propio jefe, tú pones las reglas. Apóyate en tu mejor rasgo de emprendedor y saca tu idea de negocio a la calle.
La desventaja es que tampoco hay garantías ni un sueldo fijo. Pero en la mayoría de los casos, la recompensa supera el riesgo. En el mejor de los casos, construyes una vida a tu medida. Si fracasas, te sacudes el polvo y, armado con experiencia, lo vuelves a intentar.